Por: José Aldana
El Ing. Hernández es un hombre con temor de Dios, un buen cristiano y una buena persona, alguien entregado a su verdadera pasión: la Informática.
El Ing. y Prof. Hernández se desempeña como catedrático en varios grupos de Informática Educativa para estudiantes de educación de esta prestigiosa universidad. Este querido catedrático verdugo, que cuenta con un excelente historial de estudios referente a su área, se ufana (de entrada) de la alta exigencia que requiere dicha asignatura, que son muchos los que no pasan y que probablemente serán muchos los que se quedarán, por que, él sólo enseña a estudiantes que ya tienen experiencia en el área informática.
El estimado Ing. Hernández comienza enseñando su materia con un nivel demasiado alto para el estudiante promedio de esta pequeña pero hermosa universidad. Hernández piensa quizás que está tratando con estudiantes de la Matías Delgado, que tienen el tiempo para revisar su facebook su hi5, su página web y de paso, avanzar con sus tareas de medicina o abogacía. Hernández comienza creando blogs y enseñando office cuando muchos compañeros apenitas, (anatillo) conocen qué es un monitor, qué un CPU y cómo se maneja el mouse.
Hay compañeros que nunca han tocado una máquina en su vida, ¿dónde quedan? ¿Qué les pasará a los compañeros que no saben cómo encender una computadora o que jamás en sus modestas vidas han viajado por internet? No es necesario imaginárselos. Están ahí, un tanto traumatizados y con aversión a la informática educativa porque no supieron satisfacer sus necesidades educativas con amor y dedicación.
El Ing. Hernández es un maestro excepcional porque probablemente durante su formación contó con todos estos recursos tecnológicos para coronarse como especialista. Pero, ¿qué destino tienen los que no pueden tener una laptop de $2000 con internet en su casa como la que dice tener él? El Ing. Hernández no permite trabajar en los salones de cómputos. ¿Por qué, si se está pagando por ese servicio? El Ing. Hernández quizá no conoce la palabra FLEXIBILIDAD y mucho menos conozca el significado de empatía. Este ciclo he visto llorar a compañeros muy aplicados y talentosos porque han sido abochornados por nuestro estimado maestro en cuestión utilizando frases como “si no sabe diga hija, a usted le están ayudando, ¿verdad?”. Jóvenes que arañando-arañando y sin haber adquirido aprendizajes significativos en lo más mínimo en Informática, han presentado sus trabajos con sacrificio pagando para que se los hagan.
Terrible, muy terrible, desastroso, lamentable, cruel. El Ing. Hernández debería aprender de los otros docentes que imparten esa misma asignatura. Docentes que saben resolver las NECESIDADES de sus estudiantes sin recurrir al sarcasmo y a la exigencia sin límites. Docentes que buscan estrategias de solución para que sus cátedras no sean estresantes y si se aprende algo (aunque sea poquito) sea un aprendizaje valioso y dichoso.
Confío sí lo hará.
Moraleja: Un docente bueno no es un docente yuca. A un docente bueno no se le van los estudiantes o se le cambian de grupo. Un docente bueno es… bueno, alguien que no se le parezca en nada al Ing. Hernández, alguien que será recordado por muchos compañeros como el verdugo de informática.
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